NUESTROS PRINCIPIOS
La educación es para nosotros una forma de pensar y sentir la vida, que nos da la posibilidad de inspirar y, a futuro, sentir satisfacción por haber participado en la formación de ciudadanos, personas íntegras que aman y respetan sus vidas y al mundo que los rodea.
Nos mueve el desafío de ayudar a que cada uno despliegue su potencial y lo comparta, porque consideramos que la educación puede transformar a la sociedad. Apelamos a una educación basada, fundamentalmente, en el amor, el respeto por el otro, la solidaridad, la autoestima, la libertad y el valor por la vida.
Creemos que el cambio es posible y que los alumnos son el futuro. Éste puede ser mejor si sembramos en ellos los valores y saberes que necesitan, para lograr que tengan esperanza en la humanidad y en ellos mismos.
Es indispensable ver a la persona, que tenemos ante nosotros, como un sujeto único e irrepetible, considerarlo en todas sus dimensiones, conocer su realidad familiar y social, creer en él y hacérselo saber.
Nos anima la vocación por una enseñanza en la que predominen los vínculos enriquecedores con los educandos.
Caminamos aceptando cualquier interpelación de los otros, intentando una transformación y una renovación personal, confirmando el compromiso profesional con la tarea docente y pensándonos educadores-aprendices.